Francisco Ponce Carrasco

Hoy me “toca” cortar el césped – El Ventanuco

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Es como un ritual, paso con  calma la cortadora, mientras me sonríe la hierva fresca  y uniforme a mis pies…

… al otro lado, el verde mezclado y alborotado ha crecido silvestre en los últimos 12 días.

Se fusionan los aromas húmedos a tierra mojada, una fragancia intensa, campestre y que siempre me embruja, efluvios de campo y flores que me acompañan en mi tarea.

No es una gran extensión, pero suficiente para agotarme, el terreno no creció, pero quizá mi empuje decreció, con la edad, en la presión de transporte sobre el cortacésped ¿tendré que contratar un jardinero? me digo cada vez, pero lo cierto es que me gusta hacerlo.

De vez en cuando escucho un ruido o crujido, aquel que produce una pequeña piña en el suelo lanzada por las ardillas, que pululan por los altos pinos dejándolas caer, y que yo destruyo absorbiéndolas con las cuchillas rotatorias de mi máquina que avanza despacio e implacable.

Me asalta una pulsión aquella que me dicta la oportunidad de hacer igual -si se pudiera – con los temas de sanidad, políticos, económicos, empleo y de convivencia.

Sin obviar el de ciertas amistades, que ante un escenario adverso y diferente – como el actual – muestran su verdadero bajo perfil, con alto grado de hipocresía.

Luego sigo cortando, que con descansos y mi pausado quehacer, invierto cierto tiempo en terminarlo.