Dígamelo con cartas

El día 31 de enero, fecha en que las organizaciones mundiales lo destina a los “magos o la magia de los magos”, llámelo como quiera, que yo en este año lo dedico a la figura de unos de los más geniales:

Juan Tamariz – el mago empático- por muchas cosas: ser el rey de la <<cartomagia>>, de la empatía con el público, ingenio fácil y respuesta ocurrente ante lo improvisado, junto a la experiencia que le dan los años de escenarios y vida.

Tiene también la fuerza de lo imaginario real o realmente imaginario, acompañado de inspiración, creatividad, sencillez y naturalidad.

Es una buena persona, culta, gran profesional, acompañado de su sonriente imagen propicia como “hacedor de imposibles”, que acentúa y explota complementándola con unas gruesas, gafas, un pelo largo alborotado, su chistera, sonrisa inmutable y arte.

Lo recuerdo de mis años mozos, también los suyos, de deambular por eventos, cafés, practicando su magia, pasión que le comienza a la temprana edad de los 6 años y que luego ejercitó no sin sacrificios, pero siempre dispuesto a aprender de los maestros a quienes conoce en gran número, por su tenacidad, de quienes se gana el afecto y el saber, eso sí con su magia de proximidad, disfrutando en la actualidad de un número “UNO”, en su especialidad.

Las cartas no tienen secretos para él y transmite la capacidad de asombro, ante públicos de todas las edades y condición

Por los libros suyos que tengo leídos y lo poco que le conozco, su cercano aspecto de <<sabio>> de la magia, me complace dedicarle estas líneas, con el único deseo de que siga asombrando a las nuevas generaciones y transmitiendo sus conocimientos a los futuros magos, como maestro de esta emocionante magia.