… Y no solo el fuego, también la fiesta y la tradición
<<Queridas Fallas: los hombres que te moldearon y dieron la vida para recreo y solaz del pueblo valenciano, imprimiendo en ti: arte, humor y lirismo, ahora van y vienen presurosos, preparando tu fin>>. ¡Es curioso!
En este instante que sigue al capricho policromo de los fuegos de artificio va a rasgarse tu existencia.
Una bengala prende la mecha que abrasa tu destino y tras las explosiones de la traca, una llama viva, inédita, nace en tus entrañas.
Luego un penacho ardiente, fuego y humo suben hacia el cielo, mientras las primeras cenizas se agitan en la nada al impulso de la suave brisa valenciana.
Es la magia de la ‘cremà’
Silentes con las manos unidas y apretadas, se está formando un corro, unos tienen lágrimas en los ojos, otros esbozan una liguera mueca de sonrisa melancólica, el círculo se ensancha alrededor de las brasas, acuden poco a poco más falleros.
Una caravana de camiones lanzan un chorro de agua ruidoso, con las mangas de riego, apagando los últimos rescoldos de madera y cartón, surge un vapor humeante, juguetonas chispean luces de fuego que en algún rincón dejarán su viruela sobre el asfalto.
En el rostro se nota melancolía, a la vez que una renovada esperanza, pensando en que de nuevo comienza el ciclo de las próximas fallas que se vivirán con la misma alegría dentro de un año.
¡Es la grandeza de las fallas!