Sonaba con insistencia, la campanilla avisadora, en la madriguera del ratoncito Pérez-Oso
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La llamada era clara y él debía salir raudo a entregar un regalo a un niño, que habiéndosele caído un diente lo colocó bajo la almohada en espera de que se cumpliera esta tradición.
El ratoncito Pérez-Oso, no hacía caso y glotón se relamía los bigotes, impaciente, ante un trozo de buen queso.
Se disponía a darse. ¡Un gran festín para él solo!
Tanto y tanto insistía la campanilla, que malhumorado y receloso marchó a realizar su cometido y al niño le entregó su regalo, regresó a toda prisa y con mucha preocupación… www.franciscoponce.com