La sensación es diferente, igualmente bella, pero ¡Otra Cosita!
Navegar siendo tu protagonista, ver el puente elevado, el edificio del reloj, los muelles… y tomar el sol placentero y vespertino, crea una simbiosis de etérea y sublime paz.
El murmullo quedo al surcar las frágiles olas con los motores lentos, produce, junto al suave viento, la soñolienta caricia de atardeceres fantásticos… o simplemente «sueño».
Aficionarse al mar es la ¡Mar de saleroso!
Especialmente luego de un exquisito yantar con abultado postre helado de 1.001 sabores.
<<Están ustedes invitados>>