Valéncia hui, bajo el enunciado El Ventanuco ,
del escritor Francisco Ponce,
publica este articulo el día 21-12-07
Con la Nochebuena, Navidad, Fin de Año, Roscón de Reyes… nos olvidamos un poco de la tiranía impuesta por las actuales modas en relación a la conservación de la “línea”.
Algunas personas, por estas fechas (reconozcamos que todos un poco), cometemos el placentero pecado de la gula. El pavo, el besugo, el solomillo, frutos secos, pasteles y turrones, entre otros, son, en estas fiestas, ingeridos, con avidez, en los restaurantes, en nuestras casas y en las de los amigos que tiernamente te invitan a esas exquisiteces a las que uno no puede renunciar.
Tampoco es fácil negarse a esas copas que nos impone nuestra vida social y mucho menos a las cenas de empresa; que para una vez al año que el “patrón” te invita, tienes que aprovechar.
Mi asombro es grande, cuando, tras una pantagruélica comida o cena, escucho que alguien pide el café con sacarina. ¿Quizá piensa que la composición de esa blanquecina y diminuta píldora, encierra una poción mágica capaz de destruir las proteínas, grasas, hidratos de carbono… de la “atiborrada” comilona con la que se ha homenajeado?
Con el tiempo el día menos pensado, uno que es muy sagaz, descubre que empieza a tener ’barriguita’, en ese instante se entabla lo que es para casi todos una guerra perdida, dietas, gimnasio, carreras…, te esfuerzas por rebajar esos kilos que se nos han puesto en sitio inadecuado, pero ni por esas, esta aferrado a nosotros y con nosotros seguirá, ¡nos quiere!, lo mejor será asumirlo con cierto orgullo. Así pues, ¡arriba los turrones!, disfruten la vida y las fiestas, el café con azúcar que es lo suyo.
Ilustraciones realizadas por el autor,
para la Web.