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El pequeño ascensor abrió las puertas invitándome a entrar, descendí al patio mucho más amplio y con espejos, que habían reformado hacía poco.
Salí de mi zaguán, en la transitada avenida de una sola dirección, y medio me “tope”, con el banco de forja y maderos que el ayuntamiento… www.franciscoponce.com