La ermita de San Cristóbal se encuentra en la cumbre del cerro del mismo nombre, en las estribaciones de la Sierra Espadan.
Por una sinuosa carretera o quebrado camino, se accede a la cúspide donde majestuosa, cual faro de tierras adentro, señala desde la distancia, que a sus pies se encuentra la Villa de Castellnovo, zona agrícola, productora de cerezas, caquis, garrofas, y en mayor cantidad aceituna para almazara. Alguna pequeña industria y un floreciente turismo, se esta asentando en la actualidad, entre otros factores por la excelente comunicación existente con Segorbe, a tan solo tres kilómetros y sesenta de Valencia por autovia.
Una vez alcanzada la cima cuya altura es de 430 metros en aproximación, te asalta al pasar bajo un arco, una sacudida que intenta trasportarte hacia un lugar mágico.
La ermita de san Cristóbal es una construcción del siglo XV, restaurada y adaptada a nuestros días.
Asomarse al magnifico mirador natural, donde el valle del Palancia se muestra esplendido, te permite ver o adivinar en la distancia, diferentes pueblos.
Visitar este paraje con poca o ninguna aglomeración produce una apertura de mente, pulmones y alma. Sin embrago el día de la Santa Cruz que tiene lugar el primero de mayo de cada año, existe una arraigada tradición de subir –los más valientes andando- para escuchar la Santa Misa y comer. Desde hace unos años se reparte una tableta de chocolate y una botella de vino a cada visitante, costumbre que cada vez toma mayor fuerza y que se une a los alicientes de una jornada, en cuadrillas de amigos, disfrutando de la naturaleza.