La Masía Durbá es un edificio del siglo XVIII remodelado y perfectamente adecuado como Hotel-Restaurante, atendido de forma muy directa por la familia del mismo apellido, en donde hallaran un trato amable y cercano.
Buscando un entorno de silencios, capaz de hacer volar la imaginación, escuchando el canto de las chicharras, viendo sobre un peñasco a la lagartija regalada tomar el sol o contemplar por la noche un límpido cielo cuajado de fulgentes estrellas, encontré esta Masía, donde tuve la oportunidad de alojarme, como errante peregrino, en varias ocasiones.
Conversando con María Teresa Durbá, sobre temas mil, le pregunto como se concibió la idea de este establecimiento.
-Veras es una masía de nuestros antepasados, a la que le hemos tenido siempre un especial cariño, por ello quisimos restaurarla primero y destinarla a hotel después, con tan solo unas 15 habitaciones, eso sí con todo tipo de comodidades, pensando en que el paraje y pueblos que abrazan las sierras Espadan y Calderona, es un encanto añadido, que el huésped puede disfrutar con sosiego y tranquilidad.-
Una estupenda piscina te despeja las ideas si las musas no se hacen presentes, confieso que en verano es un goce zambullirse en aguas tan frescas y reparadoras.
Diferentes ambientes invitan a la tertulia, a leer o simplemente a sentir el pálpito del tiempo que lentamente discurre.
Cuando el apetito acude, puedes disfrutar dentro de un espacio evocador del medioevo, en donde se encuentra ubicado el restaurante, platos de excelente cocina mediterránea, carnes asadas a la brasa con un toque de tomillo y los siempre tradicionales arroces.
Un lugar para el descanso donde perderse unos días.