Hace muchos años yo creía que los poetas imaginaban las cosas que decían, que estas no se ajustaban a lo cierto y que por lo general estaban poseídos de excesiva ingenuidad. Me esforzaba en averiguar qué podían decir sobre la vida y la muerte, el amor y el odio, el ayer y el hoy, el ruido o el silencio, el gozo o el llanto.
Un día me enteré que un tal ‘Salomón’ dijo: “Hay un tiempo para llorar y otro para reír”. Desde luego Salomón debió ser muy sabio. Tenía sentido, era cierto y entre esos dos espacios existe gran cantidad de matices que realmente no se puede decir que perdamos el tiempo en este mundo. El poeta intenta atrapar esos matices. El poeta escucha una voz dentro de si mismo que plasma con hermosas palabras, como si de notas musicales se tratara y las armoniza hasta conseguir el más entonado de los cantos. Hoy embelesado por los poemas, admiro a los poetas, que es tanto como decir que me hechiza lo bello, sutil y sublime.
Acudo siempre que me es posible a escuchar recitales, como el día 19 de este mes de febrero, en el Real Monasterio de San Miguel de los Reyes en Valencia (España). El lugar de por si invita a la reflexión. Algo que embriaga más que un buen vino, es escuchar a tres, mujeres poetas, recitar sus propias obras. La magia se hace cierta y la ‘dulce’ pasión, que de sus labios emerge me hace sentirme el más ‘goloso’ de los mortales.
Dentro del ‘Ciclo de Animación a la Lectura’ (Cicle d’Animació a la Lectura) patrocinado por la Generalitat Valenciana y la Biblioteca Publica, se da a mayor conocimiento ‘Ventanas’ (Antología de poetas valencianas) que organiza ‘La asociación de escritores y críticos literarios de Valencia’
Actúa como ilustrado presentador Sergio Arlandis, profesor y escritor, quien realiza una resumida y amena biografía, de cada una de ellas.
Isabel Alamar, Gloria de Frutos y Yasmina Galán, recitaron poemas publicados en la mencionada antología y otros inéditos. Estas tres mujeres no solo son magnificas poetas sino también excelentes rapsodas de voz modulada y cálida. Leerlas es una satisfacción para el alma, escucharlas un deleite.