Érase que se era un hombre que vivía en el bolsillo de su mujer…
– Pues chico, eso además de estrecho debe ser muy duro.
Le dijo un amigo al otro que así se quejaba
– ¿Y que solución me das? Algo tan sencillo como un ligero cambio semántico:
– Érase que se era, un hombre que vivía “del” bolsillo de su mujer. Veras que lo alterado es mínimo, pero… ¡qué gran diferencia!