En el diario Valéncia hui, publicado el martes
día 15 de abril 2008, se incluye el siguiente
artículo del escritor Francisco Ponce.
Para muchos es un tema controvertido, sin embargo su evidencia nos hace innegable la existencia de un cambio climático, notorio en todos sus aspectos.
El mediterráneo español por su situación geográfica, acusa de manera notable este fenómeno: Pantanos a menos de un 50% de su capacidad, acuíferos sobreexplotados, desajustes térmicos estaciónales y una larga lista tediosa de enumerar.
El medio rural que nos rodea mantiene una flora representada por especies de alto valor ornamental y en muchos casos también cultural. Cuando hemos tenido la ocasión de pasear a lo largo y ancho de nuestros montes y campos, uno recuerda los colores y aromas de la mezcla natural de las plantas que configuran estos horizontes.
Sin embargo en muchas ciudades el paisaje no transmite la realidad geográfica. Se pueden contabilizar conjuntos de grandes extensiones de zonas cubiertas de césped, necesitadas de un aporte de agua importante y que hoy día, además de no tener garantizado el consumo, no deja de ser un derroche.
Se hace necesaria y lógica la proliferación, en los lugares urbanos y recreativos, de un paisaje natural autóctono que deben potenciar los paisajistas responsables. En esto tienen mucho que hacer aquellos Ayuntamientos que defienden la naturaleza sostenible, más allá del mero discurso.
Estas practicas, sería aconsejable hacerlas extensivas a quienes habitan en casas con jardín o en la época estival se trasladan a las muchas urbanizaciones que circundan las grandes ciudades.
Será una medida modesta o no tan modesta, tendente a paliar la escasez de agua en cualquier época del año, con mayor acento en el verano, que lo tenemos como quien dice a la vuelta de la esquina. Tratemos de reservar los recursos hídricos.