Con el brazo adormecido y las piernas entumecidas, desesperaba la propietaria del establecimiento, eso del proverbio chino y los refranes, comenzaba a parecerle un ‘cuento’ chino o español, lo cierto era que la clienta no acudía y el plantón se hacía irresistible.
Sugestionada en carga de recelo se encontraba, cuando ¡albricias! por allí asomaron la compradora de posibles y su encantadora hija.
Pasaron al interior y en fechas de la Navidad se produjo el milagro, pues muchas cosas compraron, las macilentas arcas de la modesta comerciante engordaron y todo concluyó como un agraciado sueño. En Nochebuena la tienda cerró, puesto que las existencias agotó y ‘colorín colorado’ excelentes y preciosas ropas las clientas han comprado.
En las fiestas navideñas y en cualquier época del año, comprar en el “pequeño” comercio es a buen seguro, realizar “grandes” compras.
“Al bien hacer jamás le falta premio” (Miguel de Cervantes)