A el constante aumento del paro laboral en España, próximo a 4.200.000 personas (tasa más alta de Europa), la subida de impuestos, el mayor precio de la luz, gas y otros, la terca ley de la jubilación a los 67 años y un largo etcétera, hay que añadir el descontento del numeroso gremio de ciudadanos y ciudadanas fumadores – objeto de denuncia, al mínimo quítame un ‘Pajín’ – a los que no les dejan fumar en lugares cerrados y que los hosteleros han tenido que ubicar en las terrazas con estufas y mantitas, pero con un frío de narices, lo que está propiciando una causa más, a las estacionales de la época, para coger ese resfriado que no nos abandona, porque nos quiere y se instala con machaconería, en las fosas nasales y garganta.
Sí señores por la calle se denota tristeza y ni siquiera las rebajas que por doquier se anuncian ponen algo de alegría, puesto que también se inculpa con razón o sin ella, de que los establecimientos en general y grandes almacenes en particular, se guardan lo que realmente tiene cierto valor y ponen al «saldo» lo más vulgar.
En este 2011, recién estrenado, la cuesta de enero se prolongará hasta el verano y para algunos optimistas solo quedará el desquite en las próximas elecciones municipales. Flaco consuelo, para el que ve agotarse el cobro, del subsidio de desempleo.