Francisco Ponce Carrasco

La hora del duermevela – ¡Cosa fina! Magazine

Es cierto que todo cuanto se escriba sobre este momento mágico, tienen un encanto especial.

Juzguen: En plena canícula de primeros de agosto, tras una pantagruélica comida – ‘paella’ incluida – una cómoda hamaca,  mostrando su lona de ondulada silueta, situada bajo unos frondosos chopos cuyas hojas el viento hace susurrar  música envolvente, te espera, reclama y  te incita.

La tentación se consuma, los parpados se entornan, un sonido evocador entre mar y montaña proveniente del suave oleaje del agua de la piscina, llena a rebosar, se hace sentir, es el momento en el que el duendecillo del sueño te frota la pluma de su gorro, con suavidad por la frente y ‘caes’.

(La idea)

Es en ese preciso momento cuando te vienen inspiraciones, recuerdos, placeres del alma…

Pasado un rato despiertas y observas frente a ti un vaso de horchata granizada, o limón acaramelado y frío, entonces sucede lo sublime, tener una ‘idea’.

Estoy seguro  que me comprenden…¡malvado que es uno!