La ilusión, se mantiene en nuestro bolsillo hasta el día 22 en que estamos atentos a la televisión o radio en donde suena y suena la cantinela de números y premios, el traquetear de las ‘bolitas’ dentro del bombo dando vueltas y otra vez la pertinaz tonadilla.
Es media mañana y todavía no se ha producido la revelación del ‘Gordo de Navidad’. De pronto cantan un número que no pude escuchar bien, la mano del niño tapa el alambre, su voz se quiebra y anuncia que es el ‘Gordo’, ¿y si fuese el mío? lo repiten, sale ampliado y nítido en la pantalla, miro con avidez y me hundo en la butaca, ¡nada!… “Salud que haya”