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Son muchos los actos litúrgicos que en estas fechas se celebran; sin embargo siento especial interés y emoción por ‘El traslado’, donde el pueblo llano toma en volandas a su patrona en un corto recorrido por las calles de la ciudad desde la Basílica a la Catedral.
Una ‘piña’ de personas trata con empeño de acercarse a su manto, los menos arriesgados la contemplamos lo más cerca que podemos, en ocasiones al doblar algún recodo del trayecto, a tan solo tres o cuatro metros, con una exultante emoción contenida o sin contenerla. ¡Vixca la Mare de Déu dels Desamparats! Es el grito unánime.
También es costumbre que a los pies del ‘Micalet,’ aparezcan las populares y cromáticas paradas de la ‘escuraeta’, con todo tipo de cerámica destinada, sobre todo, al uso y decoración de la cocina: Cazuelas, platos, botijos… que alegran la vista y cumplen con la tradición más antigua.