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El carácter participativo y abierto de las Fallas hace que la gente tome la ciudad asistiendo a los muchos actos que se celebran tanto en el centro como en los barrios.
La música atronadora de la mascletà, el llamativo destello de las calles iluminadas, el aroma y sabor de los buñuelos, junto al ánimo de sana diversión, hacen de Valencia en Fallas un centro de atracción mundial.
Como cada año, la Ofrenda representará para los que desfilan o la viven de cerca, un acto lleno de fervor hacia < La Mare de tots els valencians >.
Acaso, si el cansancio anida en nuestro cuerpo, aparecerá el último hálito de fuerza, sazonado de nostalgia, para acudir a la cremà. Luego, a esperar un nuevo año, mejor en muchas cosas, porque las Fallas se superan, seguro, con el tenaz esfuerzo de los falleros.