Han pasado 40 años (abril de 1973) desde que la mejor voz de la comunidad Valenciana, de España y posiblemente una de las mejores del mundo, enmudeció para siempre.
Sin embargo su música sus canciones y por qué no decirlo, su personal forma de cantar y sus temas de aquella época, nos sigue inundando con su magia.
Personalmente viví con sus canciones, sentí el amor con su música y hoy siento nostalgia con su recuerdo, coetáneo mío y de tantos de mi edad, solemos volver la cabeza para admirarle en su modesta estatua de los jardines de la calle Lérida de Valencia.
En mi casa tengo bastantes discos de su obra, algunos son de vinilo, otros de las más depurada y actual tecnología, pero me suenan igual de bien porque lo escucho y le veo hasta con los parpados cerrados, un paso atrás en mi mente y regresa en el recuerdo.
Nino Bravo será siempre un referente para los amantes de la música en general y de la romántica en particular, y sobre todo un icono para toda una generación que a su vez la transmite a las venideras, pues curiosamente es una figura a imitar y sus canciones son interpretadas desde hace tiempo por cantantes que ni le conocieron, pero que a buen seguro les emociona.
Cuarenta años sin Nino y para algunos nos parece que fue ayer.