Francisco Ponce Carrasco

“Poesía Hípica” Pedro J. de la Peña ‘cabalga’ en el CEU

“Desde Gerardo Diego poco o nada se ha escrito en favor de este bello animal”

En el salón de actos del CEU (Universidad Cardenal Herrera), que se llenó por completo, fue presentado a los amigos y medios de comunicación la obra-poemario de título: “Poesía Hípica”, cuyos componentes de la mesa: Pedro J. de la Peña (Catedrático, poeta y escritor), José Luís Manglano de Mas (Exrector de la Universidad Cardenal Herrera-CEU), Alejandro Font de Mora (Vice-presidente de las Cortes Valencianas), Vicente Navarro de Lujan (Director de proyección cultural del CEU) y Salvador Barber (Periodista Exdirector de la SER), glosaron de forma magistral.

Abrió el acto Vicente Navarro de Lujan, con ponderadas y bellas frases hacia la obra, luego presentó a los ilustres compañeros de mesa a quienes trató de “caballeros” dado que a todos les unía una gran afición y amor por los caballos, y son o han sido consumados jinetes.

Gran altura en la charla y los ejemplos de Alejandro Font de Mora, desde lo onírico a lo actual en el lenguaje de caballos, como animal amigo del hombre desde el principio de la historia, hasta los ‘caballos’ que nombramos al referirnos a la potencia de automóviles y otras maquinarias.

Igualmente amena fue la intervención de José Luis ManglanoSalvador Barber, que encantaron a los asistentes. Curiosamente todos los contertulios de la mesa hicieron en algún momento de su exposición, referencia a los caballos famosos como: «Bucéfalo» de Alejandro Magno, «Babieca» del Cid, «Pegaso» del Dios Zeus, “Tornado” de El Zorro, “Marengo” de Napoleón, “Incitatus” de Calígula… para terminar con la simpática afirmación: ¡Qué hubiera sido de nuestro insigne e inmortal D. Quijote de la Mancha sin su flaco “Rocinante”!

Ilustrativa y ‘atrapadora’ fue la tarde con la guinda que puso al final Pedro J. de la Peña, quien habló con soltura, de un tema que domina con pasión, al tiempo que naturalidad.

Tras su recorrido por la historia del caballo, para quien no regateo elogios, pasó a la lectura de algunos de sus poemas, se le veía emocionado, le traían recuerdos de los tiempos en que los caballos estaban fuera de sus libros, estaban a su lado, con él.

Curiosamente su poemario se ha traducido a idiomas como: Árabe, Eslavo, Polaco, Ingles, Rumano, y si nos fijamos vemos que son países con gran cultura y arraigo hacia este hermoso y noble animal.

El momento de la firma, sigue siendo para los que escribimos y Pedro J. de la Peña – con gran práctica – tampoco escapa a ello, una ‘dulce’ sensación, al ver en manos de los lectores su obra.

Felicidades ¡Maestro¡ y éxitos para este libro-poemario y tus otros muchos que actualmente están en el candelero de la literatura.