Los niños, la convivencia intensiva en pareja y el ajetreo de los viajes, entre otros, hacen que las añoradas vacaciones languidezcan y se apueste por regresar a lo cotidiano.
Es posible que nuestras neuronas sean de un exaltado inconformismo o simplemente que la vida es así, lo cierto que estos amigos y amigas no son un caso aislado y a buen seguro que muchos pueden sentirse identificados con esta opinión pero, en cualquier caso, qué saludables son y qué bien sientan unos días de asueto.
¡Ah! lo importante es regresar, hacerlo con las pilas cargadas de optimismo, recuperar el pulso a la vida y leer cada día el periódico 20 minutos.
Bienvenidos a la rutina, los atascos, los largos e intensos días de trabajo, los gastos de colegios y otras gabelas, para desear fervientemente las vacaciones de nuevo.