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No se puede gobernar aplastando al más débil, al trabajador que al fin y al cabo es el que mantienen la estructura productiva del país.
Estamos entrando en un terreno peligroso, saltan todas las alarmas, económicas, laborales, autonómicas, y todo esto nos puede llevar a un camino sin retorno.
Quizá sea un soñador, pero creo que en un plazo no demasiado largo las cosas han de mejorar, aunque nada más sea porque hemos tocado el fondo y un rebote a mejor tiene que producirse. Apelo a la sensatez de políticos y ciudadanos, porque nos la estamos jugando.