Última etapa de la trilogía sobre el pastor que se durmió, se desesperó y por fin descansó feliz en sillón de mimbre, observando su rebaño en plena naturaleza
La placidez y tranquilidad de haber recuperado mi rebaño es grande, además ha venido acompañada de un nuevo miembro, una simpática vaquita que también pasta en el campo contiguo a mi residencia.
Desde la ventana les observo y me digo: Mereció la pena el esfuerzo y la búsqueda, por cuanto ahora de nuevo estaremos todos juntos.
Con frecuencia los esfuerzos se suelen ven compensados, si tienes un ganado tan magnífico y fiel que te crea trabajo, pero paga con creces tus preocupaciones.
Esta es una historia, como otra historia cualquiera con final feliz y mi ovejita “Lucera” me trajo en compañía a la vaca sonriente, ¿cómo le ponemos de nombre?, se me ocurre una idea en colaboración, manden propuestas (mediante comentario) y le pondremos un nombre original, que reúna la mayoría de aportaciones.
¡Anímense y den sus sugerencias, mi rebaño, yo por supuesto, y la vaquita les quedaremos muy agradecidos y publicaremos el nombre más original y su autor o autores, caso de coincidencia, algún regalo buscaremos.
¡Verano, veranillo, afilar el lápiz y buscar un nombrecillo! BESOS ‘PA’ TODOS.