Cada solsticio de verano, la Unión Europea celebra una jornada destinada a intercambiar entre los pueblos, la cultura de la música
El 21 de junio, se celebra el “Día Internacional de la Música”, una efemérides creada en 1982 como “Fiesta de la Música” e instituida como celebración europea en 1985 (Año Europeo de la Música).
Su objetivo es promocionar la música de dos maneras: la primera, que los músicos aficionados voluntariamente salgan a tocar a la calle. La segunda es con la organización
<<La música ha influido e influye en la creación de Europa, puesto que sirve, de algún modo, como elemento de cohesión social>>
Si nos referimos a la música popular moderna, esta, en muchas ocasiones, une a la gente de un extremo a otro del continente al narrar aspectos, vivencias y anhelos comunes.
Igualmente, la música clásica, a lo largo de los siglos, también ha sabido ungir y proporcionar unas fuertes señas de identidad mediante unas formas y modos compositivos determinados, junto a una manera particular de imaginar el mundo armónico.
Escuchar melodías o hacer música, requiere un estado emocional favorable, hacia lo idílico, que reviva recuerdo o nos sugiera viajes de futuro a otras latitudes…, pero la música necesita –además de oído- saber, expresar y comunicar emociones.
¡Música eres tú!… dijo alguien y “MÚSICA, somos todos”…, digo yo. ¡Con permiso!