Francisco Ponce Carrasco

Sentimientos de “sirena” y otros cánticos – La Columna

“Los cobardes esperan la oportunidad, los valientes la provocan”

Alzaré mi voz, vestiré cada día de amarillo, abriré todos los paraguas dentro de mi casa y pasaré bajo cada escalera que me encuentre, si la mala suerte tiene siempre los resultados que hoy me mostró.

Dejé que mis miedos y mis supersticiones se fuera con un profundo suspiro, observé que el océano inmenso y voluptuoso me incitaba en una llamada de afecto y refugio, entonces grité con todas mis fuerzas y con ese chillido vomité las inseguridades que me estaban sujetando.

El abismo, al que estaba predestinada, tenía un puente para atravesarlo. Solo precisaba dar el supremo primer paso y dejar atrás mis extremidades, mis pies y mi corazón, junto a todo lo que debía quedar abandonado en las rocas de la playa: ilusiones rotas, amargos desencuentros y sobre todo promesas incumplidas, del hombre a quien amé y que un lejano día me atrapó en sus redes de pescador.

Para que aguardar más. Una nueva oportunidad de ser feliz me esperaba al otro lado…y “aquella noche el mar no tuvo sueño”, rugió bravío y despierto para envolverme en abrazos de suaves y acogedoras olas, en deliciosa caricia.

Hoy soy dichosa y cuento los años de mi vida de trece en trece meses, sin ningún asomo de brujería, en estas inmensas y transparentes aguas, repletas de soles, caracolas y cánticos corales con mis compañeras…, las sirenas.