Francisco Ponce Carrasco

Dedicado a las «especies» en «especial» – El Abrelatas

El Abrelatas (Prensa)El sabor de la «vida», en la tierra valenciana, es siempre grato en paladares exigentes

 

La canela, la leche merengada, el café granizado, la sangría, que fresquita y ligera, pasa atrevida por nuestra garganta. Son aromas y sabores nuestros.

Somos pueblo dado a las especias que nos llegaban desde oriente a través de la ruta, Venecia, Génova y Nápoles.

Con las adobos, tomó máxima importancia la utilización de las hierbas en nuestra cocina, la raíz de la galanga procedente de Sumatra; la malvasía y el picante jengibre, que gozó de las más encendidas alabanzas del valenciano Joanot Martorell en “Tirant lo Blanc”, el cardamomo utilizado en los dulces, por los árabes y que en ‘Las Mil y Una Noches’, relatan las propiedades afrodisíacas evocando placeres venidos de oriente.

A media tarde, el néctar refrescantes del ‘blanco y negro’, la horchata, el limón granizado con su ramita de menta fresca, filtrará sus aromas, por las persianas echadas y pondrán su preludio en el otoño, vecino todavía del verano, a ese duermevela en la mecedora de rejilla color miel, que permite soñar siempre con cosas placenteras.