Hasta aquí llegaba el repicar de las campanas “envasado” en grabación y emitido por el altavoz de la Iglesia del pueblo, por falta de campaneros
Llamaban con antelación a misa de doce en aquel dominical, frío e imperturbable pueblecito turolense, próximo a las estribaciones de la sierra Palomera.
La lluvia caliente de la ducha me reconfortaba, al acariciar mí cuerpo.
El baño estaba asaltado por una intensa neblina caliente cuando a solas quedan, la luz y la mirada.
Luego envuelto en una amplia y mullida toalla salí hacia mí habitación contigua, sentado en la cama cerca de la calefacción, pude por mí mismo cortarme las uñas de los
Puede parecer una operación baladí, pero muchos de los posibles lectores, saben de las dificultades que los años producen para este menester.
Flexibilidad, vista y fuerza, porque las uñas son duras, y uno tiene que adoptar posiciones de contorsionista, luego le di gracias a Dios por concederme a mis años esta prebenda.
Con los calcetines puestos, vestido y calzado bajé al salón…, por las escaleras me oprimí la zona lumbar ligeramente quejosa, y le volví a dar las gracias al todo poderoso contento de no ser un CIEMPIÉS.