Me gusta Argentina y Uruguay, me gusta el “tango y tengo” la fortuna de contar con buenos amigos/amigas, artífices de su hechizo
Es cierto que todos creemos saber algo sobre el tango, porque… ¿Quién no escucho a Carlos Gardel? ¿Quién no ha intentado bailar tango alguna vez en su vida?
La expansión de esta danza no existiría sin las influencias de los inmigrantes que llegaron a la región del Río de la Plata a principios del XIX.
Todo comenzó a sustanciarse en el río que separa a Buenos Aires y Montevideo, concretamente en las zonas portuarias de estas dos ciudades donde nació el tango, gracias a la convivencia multicultural entre gauchos, inmigrantes africanos y europeos, sobre todo italianos y españoles.
El tango es uno de los bailes más influyentes y famosos de la historia moderna
La clase trabajadora más empobrecida ahogaba sus penas en el tango, que solía bailarse en la calle, cafetines, burdeles, salas de baile y milongas.
Por esta razón, no es extraño que una de las señas de identidad del tango sea su derroche de pasión y sensualidad
La alta sociedad río platense rechazó este nuevo baile por considerarlo escandaloso y arrabalero. Esto se debió tanto a la carga erótica de la danza como al hecho de que el tango solía practicarse en los burdeles, uno de los clásicos lugares de interacción entre pobres y ricos.
Lo primero que se enseña para empezar a bailar tango es a circular correctamente por la pista, es decir, en el sentido contrario a las agujas del reloj.
En el tango la pareja debe permanecer erguida, el chico marca los movimientos con el torso y la chica le sigue.
Es recomendable dejar un espacio en círculo lo más amplio posible y que el abrazo de la pareja de bailarines sea abierto, para que les permita hacer figuras. La mujer tendrá un marcado protagonismo imponiendo el caracoleo descarado de su figura.