Francisco Ponce Carrasco

¡Una llamada! parar detener la locura humana – A TODA COSTA

El cine tiene el poder de plasmar nuestras peores pesadillas y reflexionar sobre nuestros propios errores.

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En la emblemática escena final de El planeta de los simios (1968), el descubrimiento de la Estatua de la Libertad destruida sobre las aguas de un océano se convierte en una de las imágenes más impactantes de la historia del cine.

Esta visión no es solo el clímax de una película de ciencia ficción, sino una crítica desgarradora a la inconsciencia humana ante la autodestrucción.

La estatua, que alguna vez representó los ideales de libertad y democracia, ahora yace rota y sumergida en las aguas de un mundo en ruinas.

Este es el reflejo de una humanidad destruida que clama por la ESPERANZA

La constante guerra entre naciones, los conflictos fratricidas y las disputas políticas que vemos a diario en los medios de comunicación son solo algunos de los ejemplos de la inconsciencia colectiva de una humanidad incapaz de aprender de sus errores.

Como la estatua, los símbolos de la paz y la armonía global están siendo desmantelados por intereses egoístas, el poder desmedido y una indiferencia peligrosa hacia las nuevas generaciones.

Vivimos en un mundo donde las guerras, la desigualdad social y la proliferación de armas nucleares parecen no despertar la alarma necesaria en quienes tienen el poder para frenar estas tragedias.

Los gobiernos y líderes mundiales, muchas veces, parece estar más centrado en mantener su dominio a corto plazo que en pensar en las generaciones futuras. Las políticas bélicas, los intereses corporativos y la falta de cooperación global no solo están llevando a un agotamiento de los recursos naturales, sino que también están alimentando conflictos que podrían tener consecuencias irreparables para el planeta.

¿Qué legado estamos dejando para las futuras generaciones? ¿Acaso el futuro de la humanidad no es más importante que el poder y el dominio momentáneo de unos pocos?

La reflexión sobre el final de El planeta de los simios debería ser un llamado a la acción para quienes tienen la facultad y obligación de decidir el rumbo de nuestro mundo.

Quisiera apelar a esa palabra con tanto alcance que es la ESPERANZA.

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