Carta a una amiga amante de las plantas ¡Eso dice!

4 agosto 2015 por Francisco Ponce en La columna, Recordando, Todos los artículos

La Columna periodística de Ponce

Empiezo mi escrito informándote de que, tal y como me pediste, me pasé por tu casa para ver cómo estaban tus plantas, tras tu prolongada ausencia vacacional.

Siento tener que darte una mala noticia, y al decírtelo no puedo suavizarlo con flores, porque no te queda ni una.

Tu terraza en estos momentos esta desforestada, palabra poco agraciada, que nos hace imaginar tierras secas y calcinadas, como es tu caso.

Con decirte que hasta el amor de hombre, que tiene fama de planta tenaz y dura, no ha podido resistir los calores del verano…

Sin embargo, la terraza de tu vecina esta tan repleta de geranios, rosas, margaritas, hortensias y otras plantas y flores que se acerca a un vergel.

maceta de tulipanesQuiero recordar que no hace mucho leí algo sobre el “alma” de las plantas y aunque se trata de vegetales, no anda escaso de sentido común.

Parece, pues, que las plantas necesitan mimo, que su entorno sea educado y sensible e incluso que se les hable haciéndoles participe de nuestras alegrías.

Igualmente se sienten halagadas si les mostramos nuestro agradecimiento por regalarnos con sus coloridos y aromas nuestros sentidos que se llenan de gozo al contemplarlas.

Quizá tu vecina pone en práctica todo esto a la vez, que no se olvida de los riegos los abonos nutricionales y el resto de cuidados y atenciones para la conservación de su jardín.

Tenemos una humanidad ya de por sí pobre en asideros morales, vacía de sacrificio, aunque sea por unas simples plantas y sin resortes de confianza y voluntad. Es posible que cuando regreses te entre la “depre”, que te durará poco porque tú las repondrás por otras hasta que otro verano las dejes a su suerte muertas de sed y de hambre.

Puede que te sigas quejando, sin razón, de tu mala fortuna con las plantas, pero si con mi carta consigo que tú, o alguna persona reflexione y no abandone su jardín, quizá habremos conseguido humillar menos a la naturaleza.

Cuidar el medio ambiente y la naturaleza, no debe ser una “pose” sino una filosofía que poner en práctica empezando por uno mismo.