Francisco Ponce Carrasco

Traslado de la Virgen de los Desamparados – Valencia 2011

Acudir al “Traslado” de la Virgen de los Desamparados, es una cuestión de fervor, pasión hacia la Virgen, tradición y espíritu de valencianía mostrado bajo una forma muy peculiar del sentimiento.

(Dentro Basílica)

Cada año uno renueva el deseo de acudir el próximo, bien a presenciarlo o a participar en él, es como si por un corto espacio de tiempo fueses protagonista y en tus hombros estuviera la responsabilidad y el privilegio de llevar en volandas la imagen ‘Peregrina’.

(Traslado)

Se entremezclan los vítores de “Vixca la Mare de Deu”, con sentidas poesías, se escuchan enaltecidas plegarias hacia la patrona, agradecimientos de parabienes recibidos o simplemente se muestra la explosión fecunda sacando al exterior una fuerza que te obliga a manifestarte.

(Próxima a la Catedral)

En la puerta de la Basílica, recayente a la plaza de la Virgen – con la plaza repleta de un público impaciente – asoma la imagen, luego de ser vitoreada ya en su interior. Le acompaña el repicar de campanas que se confunde con un clamor de gozo en el momento mágico en el que el pueblo acoge el anda y comienza así el recorrido de la plaza sorteando la fuente de las acequias, luego circulará por la calle del Miguelete y en la puerta principal de la Seu ( puerta de los hierros) de nuevo miles de personas reviven un momento muy emotivo en la entrada al templo, donde se le da un ligero movimiento de rotación para que entre de espaldas, un gentío enfervorizado la depositará en el altar mayor.

(Entrando a la Catedral)

El trayecto descrito ocupa unos 45 minutos, intensos, vibrantes en el que muchos son los que pretenden con sus dedos acariciar el manto de la Virgen y lo consiguen. Rostros emocionados, gestos y mirada lúcida tras el esfuerzo de haber llegado a la Catedral acompañando a la Virgen, son el bagaje singular del “Traslado”

Son esas cosas que en esta vida se hacen sin buscar más explicación que aquella que dimana desde lo más profundo de nuestro ser y que luego te hacen sentirte bien, es una sencilla actitud fruto de una pulsión que no  precisamos justificar.

Fotografía de : José Luis Vila Castañer