La Estatua de la Libertad cumple 125 años

28 octubre 2011 por Francisco Ponce en Noticias, Todos los artículos

Esta efemérides se ha celebrado con diversos actos y uno de ellos consistió en conceder la ciudadanía a 125 inmigrantes de 46 países que se comprometieron a renunciar al poder extranjero, y luego posaron para fotos con sus certificados.

«Somos una nación de gente diversa”, dijo el secretario del Interior, Ken Salazar, durante la ceremonia de naturalización en la Isla de la Libertad. «Y esa diversidad fortalece nuestra nación.”

Estatua de la Libertad

La fiesta de cumpleaños concluyó anoche con un espectáculo de fuegos artificiales de 12 minutos coordinado con música patriótica.

La Estatua de la Libertad, un regalo de Francia, fue concebida para simbolizar la amistad entre los dos países y un amor compartido por la libertad. El presidente Glover Cleveland inauguró la estatua el 28 de octubre de 1886.

El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo: «Si alguien en este mundo quiere recoger a su familia y mudarse para que su familia pueda tener libertad —libertad de expresión, libertad de estar a cargo de su propio destino, todas las libertades que hemos incorporado en la Declaración de Derechos— siempre viene a Estados Unidos».

La actriz Sigourney Weaver leyó el mítico poema de Emma Lazarus dedicado a los emigrantes, que hoy vemos grabado en el pedestal de la estatua, y que contiene los versos: «Enviadme a éstos, los desamparados, los que por la tempestad son azotados. ¡Yo alzo mi antorcha junto al puerto dorado!»

Estatua de la libertad alzando la antorcha

Esto es solo una parte de las solemnidades que se celebraron, sin embargo existe un contrasentido que no deja en buen lugar los versos de Lazarus, que evocan precisamente lo que para muchos falta hoy en Estados Unidos: el año pasado el Departamento de Seguridad Interior deportó a 400.000 personas. Algunos inmigrantes son retenidos en centros privados durante meses hasta que son expulsados del país. En ese tiempo muchos sufren sistemáticamente la violación de sus derechos civiles.

Y es que tras una faz grata y radiante siempre existe el reverso de la moneda negra e injusta.