Aquellas Nocheviejas del recuerdo – “El Ventanuco”

31 diciembre 2013 por Francisco Ponce en El Ventanuco, Recordando, Todos los artículos

El Ventanuco del escritor Francisco Ponce

2013-2014 muchos recuerdo, y cuando uno tiene la facultad de recordar es porque probablemente a perdido la de actuar, bueno si no es exactamente así se parece bastante.

Atrás quedó la Nochevieja en familia, abuelos, padres, hijos, nietos, primos y a veces algún vecino invitado. En la mesa las mejores viandas que nuestra economía permita y algo más que la actual permitían, el cava, las uvas, confeti y serpentinas, envuelto en bolsas de alegría.

Mucho más atrás en mi memoria, aparecen retrospectivas las imágenes de estas fiestas en los principios de los años sesenta, entonces esta noche era de guateque, a veces bajo la atenta mirada de alguna carabina que procurabas distraer dándole el Feliz Nochevieja (Dibujo acuarela de paco ponce)mejor turrón, la mayor dosis de cava y el rincón más alejado para que te permitiera acercarte peligrosamente al cuello o los labios de tu deseada pareja.

Aquellas fiestas se celebraban en casa de los amigos, garajes o locales comerciales despejados de armarios, mostradores y otros.

Donde yo residía era zona costera, lo que permitía que se dejara ver alguna que otra extranjera que allí había venido a pasar las navidades y, la verdad, se les veía otro aire, otra cosita. Para ellas nosotros éramos por aquel entonces unos catetos de órdago, pero te permitían un cierto trato carnal sin los prolegómenos exhaustivos y habituales que requerían nuestras amigas domésticas.

Recuerdo mi adolescencia emocionante en ese divertido juego de conquistar y ser conquistado sin mucha más malicia. Como todos sabemos la seducción es mágica, así que la explicación no hay que buscarla en nada racional.

Todos esperábamos una canción de Los Platers o el lamento lánguido de cualquier balada, para agarrarte todo lo posible a la joven deseada y viceversa, porque las jóvenes pretendidas eran humanas y también lo deseaban. Arrimarse ya era posible y el baile lento era la oportunidad única permitida de cierto restregón con la chica de tus sueños.

Perdonen… suena el teléfono con reiterada insistencia, para felicitarnos el año y por otro lado el móvil, no deja de emitir pitidos de “mensajitos” llenos de los mejores deseos para el 2014, lo que me obliga a salir apresurado de mis lejanos recuerdos.

¡Ah! desde la atalaya que me proporciona “El Ventanuco” yo también les deseo a todos mis lectores salud y éxitos para el nuevo año.