Tengamos en cuenta nuestro índice (dedo) – La columna

23 noviembre 2018 por Francisco Ponce en La columna, Todos los artículos

La Columna (Prensa)

La importancia del dedo índice o “dedo de Júpiter”

Tenía los ojos literalmente pegados por trasnochar, cuando sonó el despertador mi dedo índice corrió a pararlo, antes de que me estallara la cabeza.

Me levanté y accioné el interruptor de la luz, mi dedo índice de nuevo me fue útil, medio dormido marché al baño, luego pulsé el botón de la cisterna.

Entré en la ducha y apreté el botón del agua caliente, siempre me gusto sentir el calorcillo del líquido elemento en mis cervicales. Me dispuse para afeitarme y presioné el jabón ‘spray’, acudí al bote de ‘laca’ para mantener en su sitio mi escasa pelusa y apreté el pulsador, aquella nubecilla de pegajoso aerosol roció mi cabeza y el espejo.

Entré en la cocina y pulsé el microondas, introduje un vaso con agua para hacerme una infusión, cerré, de nuevo pulsé para sacar el agua caliente, puse la bolsita y cogiendo el dispensador de azúcar lo apreté en dos oportunidades.

Tenía tiempo antes de marchar al trabajo, por lo que encendí el ordenador hundiendo el botoncito. Hice lo propio con el ratón ya no sé cuántas veces, para la contraseña, el correo electrónico, Facebook y otros.

Comenzaba a hacer calor, pulsé el aire acondicionado, al rato accionando mi índice, cerré el ordenador.

La Columna (Prensa)

Hundí con cierta rabia el broche de mi cartera de mano, que funcionaba regular, por fin se abrió, introduje unos documentos y cerré situando los números de la clave secreta de apertura.

Tenía que salir y conecté la alarma, llamé al ascensor a través de ese pulsador gris con un aro luminoso, subió, entre, y otro botón parecido me bajo al zaguán, de nuevo pulse tres números del uno al diez, que solo conocíamos los vecinos con plaza en el garaje privado y que por medidas de seguridad exigía esta operación.

Apreté el botón-mando del coche. Puse la radio, es bueno conocer noticias, y mi dedo índice tuvo que ser utilizado tres o cuatro veces hasta que sintonicé la emisora adecuada. Ante la puerta automática del garaje tuve que sacar el mando que pulse para abrirla.

En la calle el verano nos regalaba un sol madura brevas, que calentaba lo suyo, puse la refrigeración a quince grados, ‘no te pases Francisco’ me dije y la pulse de nuevo a veintidós que es la temperatura recomendada para el interior de los automóviles.

Tan solo en el corto espacio de tiempo que abarca una hora y poco más, mi dedo había sido utilizado infinidad de veces. Lo que explica ‘la importancia del dedo índice en los países desarrollados’.

Es bueno recordar que en ocasiones, se hace mal uso del susodicho por parte de algunas personas, al ser utilizado en <<dedocracia>> para designar cargos o funciones. Claro que en este caso no está bien – menos para el agraciado – pero es que tenemos un índice que…se escapa.