¡Ay!… esa margarita de primavera – La Columna
19 mayo 2019 por Francisco Ponce en La columna, Noticias, Todos los artículosEn la estantería más recóndita de aquel viejo caserón, me encontré con un libro vetusto y apergaminado, que hablaba de ‘Las flores de mayo’
Movido por la curiosidad lo abrí y encontré un trozo de papel prisionero entre sus hojas, tenía un texto escrito a mano, con tinta deslizada por pluma mojada en tintero, algunas líneas se hallaban tan pálidas que solo al trasluz podía entender lo que decían.
Me sorprendió ver que se trataba de un conjuro, que precisaba de unas palabras y de un ritual extraño cuyo principal ingrediente era una margarita.
Pertrechado de lo necesario me dispuse a obtener el beneficio de poder pedir <<siete>> cosas, con sólo anteponer la palabra ‘quiero’:
Quiero: escuchar la voz de mi esposa y la risa de mis nietos en la planta alta, mientras yo trabajo en el piso inferior.
Quiero: oírlos en el piso de abajo cuando yo esté trabajando arriba.
Quiero: niños que sean niños, que salgan conmigo a jugar cuando llueva y que disfruten pateando los charcos, tanto como yo.
Quiero: un pedazo de tierra en el que tener una casa, con un amplio jardín de flores.
Quiero: tener un jardinero que piense que soy importante, aunque no sepa en qué consiste mi importancia.
Quiero: algunos buenos amigos que me cuenten sus problemas, que sean capaces de citar a Sócrates y contar chistes subidos de tono, que hablen de filosofía, amigos que posean una opinión definida sobre la gente y las cosas, que tengan sus propias creencias y respeten las mías.
Me puse en pie apoyado en mi bastón, arranque el último pétalo de la margarita, estrujé su desnuda corola que impregnó de amarillo mi mano y lance mi postrero:
Quiero: que el sol caliente mi rostro y mi cuerpo, en esta dulce mañana de primavera.
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