Francisco Ponce Carrasco

Recuerdos que son…¡Cosa Fina!

Recuerdos, un tanto velados, de una parte de mi juventud en espacios limpios con aroma a naturaleza y sonidos armónicos, días calmos llenos de quietud, sin televisión ni ordenadores, un rudimentario teléfono de bocina,  permitía alertar de una emergencia a través de una telefonista, que en un pueblo cercano atendía a todo el valle.

(Casa)

Una vida con tiznes anodinos, pero sana y natural. Mi fantasía –que solo era mía – veía figuras humanas en las nubes, aventuras en los hormigueros, sueños de aguerrido cazador en pos de alguna lagartija, que veloz zigzagueaba entre las gruesas piedras de un ribazo, donde tomaba el sol.

(Casa patio interior)

 
Las agujas de los pinos, al amanecer, traían silbidos de lejanos horizontes, la fresca hierba del prado, cual manjar tentador, llamaba al ganado, algún cencerro lejano avisaba que antes de que el sol calentase pasarían, con paso lento, las reses en pastura libre.
 
Casas de pocos lujos, lo necesario en bienes de este mundo, y el amor de los abuelos.
 
Brumas y soles, el colorido de las flores, puertas abiertas al recuerdo, que es…¡Cosa Fina!