Francisco Ponce Carrasco

El 600 vive ¡Viva el 600!

El coche 600 representa algo más que un coche, pues si como tal es ya una joya de la historia del automóvil, bastaría bajar imaginariamente su ventanilla –a manivela claro– para transportarnos a la época de los años 60-70, donde su esplendor fue máximo.

Cuantos viajes de negocios, trasporte de familias numerosas cargadas de equipajes en vacaciones y besos robados… cabían en tan pequeño vehículo, que parecía ensancharse como si fuese elástico.

En mi recuerdo y en tarde de domingo, al regreso de la ‘caseta’ del campo, hoy llamadas pomposamente ‘Chalet’, podías ver una larga fila de coches transitando por distintas y estrechas carreteras, volviendo a la capital portando en la parte trasera variedad de flores, especialmente  rosas, recogidas del  jardín.

El 600 pasó de ser un lujo, a coche popular, para volver a ser un lujo hoy en día. Los amantes del mundo del motor tienen una cita ineludible a mediados de julio en Valencia, ya que en esta ciudad se realiza una concentración del mítico 600.

¡Viva el 600!

Es una jornada festiva dentro de los actos que se celebran en la centenaria Feria de Julio y organizado por el Ayuntamiento valenciano, en colaboración con el Club del 600 de la Comunidad, donde se pueden admirar estos carismáticos automóviles.

Para refrescar la memoria, cabe decir que este coche nace en 1957, en un primer momento, el seiscientos no era un coche ‘popular’ sino de lujo, al alcance de unos pocos. Se adjudicaba tras esperar meses e incluso años y de elegir color ‘nada’ el que te tocaba.

Como tengo dicho en diferentes oportunidades, si al lector, esta crónica, le suena a ‘chino’, pues enhorabuena, es usted muy joven, sin embargo confieso que yo soy de los que en su momento, disfruté y mucho, de esta ‘máquina’.

Fotografía: José Luís Vila Castañer