Cargar las pilas – (Vitalismo y entusiasmo)

17 junio 2012 por Francisco Ponce en La columna, Todos los artículos

Cargar las pilasQuiero resaltar lo importante que es trabajar con ‘las pilas cargadas’, pero hay que subrayar que sean de energía positiva.

Las personas que poseen este caudal optimista, lo transmiten con su voz, con sus gestos y su mirada ejerciendo, una poderosa influencia sobre el cerebro emocional de sus semejantes.

Quienes son vitalistas y entusiastas, producen un efecto inmediato sobre los estados de ánimo de los demás. Despiertan actitudes favorables y de colaboración, a diferencia de lo que sucede con los cascarrabias, los quejicas y quienes constantemente cuentan sus desgracias, buscando el que se les compadezca.

Estos últimos, descargan de energía al resto y pronto se quedan solos, porque los seres humanos somos como las plantas: buscamos la luz de la alegría, de la risa y de las ganas de vivir. Como diría un joven de hoy: “el buen rollito”.

En un reciente estudio se ha demostrado que los estados de ánimo positivos se propagan a gran velocidad y tienen claros efectos, muy beneficiosos en el campo empresarial. Atendiendo a estos datos se saca una clara consecuencia: las personas que son condensadoras y generadoras de energía positiva, incrementan la eficacia laboral.

¿Cómo imitar a estos seres tan beneficiosos? Copiando sus actitudes, obrando igual que ellos, hasta que nuestro cerebro segregue la oxitocina capaz de producir sentimientos placenteros en nosotros mismos y en nuestros semejantes.

Hace unos días estuve en una empresa y me atendió Alicia. Una guapa recepcionista que precisamente en este mes va a cumplir veinticinco abriles. Tenía una sonrisa imborrable para afrontar cualquier eventualidad. Trabajadora infatigable, amable, eficiente y ofreciendo con total naturalidad un trato humano y familiar.

Tardaron un poco en recibirme, lo cual agradecí. Luego, cuando terminé mi entrevista con el director, me entretuve unos minutos más charlando con Alicia.

Al marcharme, sentí la grata sensación de que yo era algo más joven que cuando entré. Me había cargado de energía positiva.