L’Embolic 2013 – Revista fallera de Plaza Collado

16 marzo 2013 por Francisco Ponce en Noticias, Todos los artículos

Escudo de la Falla Plaza Dr. ColladoLa Falla de Doctor Collado, situada detrás de la Lonja, es unas de las más antiguas con un formidable histórico de monumentos enormes y magníficos y otros de corte más sencillo, según el devenir de los tiempos, pero siempre llenos de fiesta y valenciana de lo que no se afloja ni en periodos de crisis.

Sus verbenas siguen manteniendo su sabor tradicional, el resto de actos son de una importancia vital para la comisión tanto a favor del barrio como los de aspecto social y religioso.

Desde 1989 hasta el presente año 2013 (24 números continuados) viene editando una revista fallera llena de buenos artículos y entrevistas tanto a las falleras mayores de Valencia Begoña Jiménez y Carla González como las de su propia comisión Irene Benet Morera y Mª Esperanza Arrowsmith Jiménez, y con aportaciones de personas relevantes del mundo cultural y fallero. La supervisa como director el prestigioso periodista Carlos Navarro Castelló, diseña y maqueta FDA e imprime Front Graphic.

Irene Benet Morera y Mª Esperanza Arrowsmith Jiménez (Falleras Mayores Dr.Collado)

En este año 2013 de nuevo el escritor valenciano Francisco Ponce Carrasco ha sido distinguido con la publicación de un relato sobre fallas con leve sabor elegíaco, que ha merecido el beneplácito de la Junta Directiva y comisión en general.

Un Gran dia- Relato de Francisco Ponce

UN GRAN DÍA

Habían llegado, ¡por fin! las fallas. Y en este día festivo de San José, le habían prometido ir a la capital para verlas y vivirlas. Lo estuvo esperando todo un año con inmensa ilusión.

Pepico, que era un pequeño rabietas de poco más de ocho años, soñaba y soñaba… Desde el amanecer de aquella mañana, resplandeciente y luminosa, no había dejado títere con cabeza; apedreó las gallinas que tanto cuidaba la abuela, intentó subirse a los árboles en busca de nidos, consiguiendo dos hermosos ‘sietes’ en su pantalón… pero ese día era de fiesta y alegría y todos olvidaron pronto las travesuras del chiquillo.

Nidos de pajarosA eso de las diez llegó el padre con los billetes para la familia. Tomaron el anticuado y chirriante tren que les conduciría desde el pueblo a la ciudad, en un viaje fatigoso pero lleno de esperanza.

Al llegar a Valencia a Pepico le había cambiado el semblante; el chiquillo era otro, no hablaba, solo observaba con los ojos bien abiertos: pasacalles con muchas bandas de música y multitud de falleras ataviadas con las galas regionales desfilando con garbo y donaire. En la plaza del Ayuntamiento se sobrecogió en la ruidosa ‘mascletà’ que le hizo hervir la sangre.

La madre de Pepico ya había preparado las viandas del día: buenas ‘pataquetas’ de pan casero, ‘butifarras en oli’, unos filetes de cerdo en ‘fabes’, tampoco faltaban ‘les olives xafades’ caseras… en fin todos los manjares que serían consumidos en la playa de la Malvarrosa a eso de las tres de la tarde. El chaval anhelaba sentir la brisa del mar, pisar descalzo la arena, mojarse los pies. Fue lo primero que hizo al llegar y cuando mansamente una ola le bañó los dedos, sintió un pequeño estremecimiento.

Regresaron por la tarde a la Plaza de la Virgen, para ver lo bonita que estaba llena de flores, por la ofrenda de los días anteriores.

Por la noche a la hora mágica e inquietante de la ‘cremà’, Pepico continuaba ensimismado ante tanta belleza. Los fuegos de artificio llenaban el cielo con música de colores y cuando las fallas fueron abrazadas por las llamas una lagrima le resbaló por la mejilla, mientras seguía atento, observaba, suspiraba y en un momento le dijo a su madre: “Mare que ve si vixquerem en València”, en el ruego del muchacho se dejaba entrever la esperanza feliz de quien algo desea y algo encuentra ¡Había visto Valencia y las fallas! Ahora no podría contarle Juan, el empollón, hijo del jefe de estación, que era el mar, por donde se entraba a la Lonja, ni el sabor de los buñuelos en la plaza del Collado.

Estaba extenuado pero feliz y despierto, ansioso por recorrer los últimos pasos de un gran día, era el puro exponente del que algo ama y todo lo espera…

Francisco Ponce (Escritor)