Museo «Soldaditos de plomo» – Torneos medievales

3 octubre 2010 por Francisco Ponce en Noticias, Todos los artículos, Valencia - España

Los torneos del medievo comenzaron en la mitad del siglo XI, alcanzando su mayor pujanza en los dos siguientes XII y XIII  y no deben confundirse con las justas o duelos de caballeros; se trata de enfrentamientos sujetos a unas normas estrictas de obligado cumplimiento, con una mayor aproximación a lo que hoy entendemos por deporte, que a un combate sanguinario.

Este cuadro está muy directamente inspirado en la novela de caballería “Tirant lo Blanch”, escrita por el valenciano Joanot Martorell a finales del siglo XV, en la que el autor relata un torneo entre nobles caballeros franceses ante los duques de York y de Oxford.

(Torneo)

(Torneo)

Las lanzas del torneo muy estilizadas y largas pasan por debajo de uno de los brazos del contendiente, sosteniendo en el otro un escudo con los colores heráldicos. El juego consistía en derribar al adversario de su cabalgadura o en estrellar la lanza en el escudo del oponente, con tal fuerza que partiera su propia lanza. La indumentaria de protección se completaba con una coraza y yelmo.

(Tirant lo Blanch)

(Tirant lo Blanch)

Glosa un pasaje de este libro, que transcribimos para ilustrar: “Cualquier cavallero o cavalleros que armas quisieren hazer con nosotros, vengan a nuestro aposento e hallarán allá por devisa una gavia de mar puesta sobre un árbol que ni tiene fruto ni hoja ni flor, que ha nombre Secos Amores. Alrededor de la gavia hallarán cuatro escudos, todos pintados de oro y de llamas, e cada escudo tiene su nombre: el uno se llama valor, el otro Amor, el otro Honor, el quarto Menos Valer”.

(Tirant lo Blanch)

(Tirant lo Blanch)

En la escenografía que encontramos en el L’Iber “Museo de Soldaditos de Plomo” de Valencia, sobre este argumento vemos un total de 128 figuras que representan personajes típicamente medievales con 22 jinetes en acción y otros tantos caballeros en actitud de espera, acompañados de sus respectivos pajes de armas, más los complementos que incluyen las tiendas de los señores y 50 corceles con sus vestimentas adornadas luciendo sus blasones.

Pocas cosas se pueden añadir a la larga lista de elogios que este autor universal (Joanot Martorell) acumula por Cervantes, Vargas Llosa, Martí de Riquelme o Dámaso Alonso, quienes dejan en su propia obra literaria, constancia de su admiración por el Tirant. Los valencianos nos sentimos plenamente orgullosos de esta novela.

Fotos de: José Luis Vila Castañer